jueves, 26 de mayo de 2016

RESEÑA: EL ROSTRO EN EL LAÚD (Mª AUXILIADORA ÁLVAREZ).




¡Hola! No es habitual que yo haga reseñas, ya lo sabéis. Esta la escribo por dos razones: primero porque la obra lo merece y segundo porque me gustan los relatos que he leído de su autora. Lo tiene todo publicado en su blog y dispone de página web. Lo más aconsejable, por lo tanto, es echarles un vistazo.



Género: Novela
Título original: El Rostro en el Laúd
Autor: M. A. Álvarez
Páginas: 124
 Año de publicación: 2016
ISBN: 9788494507069
Editorial: Ediciones Hades
Género: Misterio, Suspense, Terror

Más información:
Novela finalista en el I Certamen Internacional de Novela Fantástica y de Terror 'Dagon' (Ediciones Rubeo, 2015).





La imagen de la portada de la novela fue realizada por la autora.


Sinopsis.
Julia, una historiadora de Sevilla demasiado obsesionada por su trabajo, reconoce en la galería de un coleccionista un antiguo laúd que cobija un grotesco rostro en sus entrañas. Recuerda entonces una vieja y oscura leyenda que pesa sobre él: se cuenta que hace varios siglos vivía un juglar a quien la gente temía, ya que cuando el músico tocaba el laúd, la desgracia se cernía sobre aquellos que lo escuchaban.

Dado su valor histórico, ella decide hacerse con ese lúgubre instrumento y antes de la transacción, el coleccionista le desvela que lo encontró uno de sus antepasados, el cual terminó demostrando un inusual temor hacia el mismo.

Pese a las advertencias, Julia lo adquiere y es a partir de entonces cuando comienzan a suceder a su alrededor una serie de extraños acontecimientos.

Se trata de una historia narrada a partir de tres personajes que irán desvelando los misterios en torno al laúd, los misterios del presente y del pasado…

                                   TAL COMO YO LO VEO.
 
  La novela narra una trama cuyo núcleo ambientado en la Sevilla del siglo XVI  documenta  que da gusto. La perfecta fusión de culturas y civilizaciones precolombinas con escenarios y vivencias medievales perfila  el eje cronológico,  enlazado sin fisuras  a la sociedad costumbrista contemporánea. El rostro en el laúd acorta distancias.
Catalogarla dentro del género de terror pone límites a una historia que derriba fronteras. Aunque se alimenta de  la intriga y el suspense regados de  misterio,  generando  esa  magnética incógnita  que impide planteamientos de abandono durante la lectura del libro, esta narración flota por encima de manidas  subtramas  estereotipadas. En realidad, si observamos  desde una visión amplificada el trasfondo y su contexto social, al estudiar el mensaje de la obra que nos ocupa concluimos en afirmar que tiene más elementos de género histórico que de subgéneros, no admite, pues,  etiquetas que devalúen su esencia. Una novela histórica, digo. Llamemos a las cosas por su nombre. 
    
  Como buena artista tiene el arte esta escritora de implicar al lector en sus maquinadas creaciones literarias. Momentos hay en los que se te mete en el pecho la atmósfera opresiva que se llega a crear ante ciertos inexplicables episodios  sobrecogedores. En la frontera de lo irracional casi escapa del lector el grito atrapado en la garganta de los protagonistas: “El silencio había invadido la  estancia y comenzó a escuchar a sus espaldas, levemente, el apagado sonido del latir de un corazón”. 
  
   Ni yo, escéptica confesa, he logrado liberarme del maleficio e influencia de sus espeluznantes escenas nocturnas. Continuos  despertares calenturientos alumbrados de crueles sucesos salvajes: “Miró a su alrededor y se sorprendió al encontrarse tumbada en el suelo de su despacho”. Y ese rostro emergiendo de las tinieblas para sentenciar la última palabra. La rebeldía de una puerta que se abre… ¿sola?: “…Me giré hacia el pasillo. La puerta volvía a estar abierta tras haberla cerrado cuando Rodrigo se fue con la niña”.  La angustia cristaliza en altorrelieve, la inquietud  proyecta sombras que lo ocupan todo en la nada sin dejar en la nada del todo rincón  al escepticismo.  Y eso te hace sentir y percibir  siniestras presencias cercanas. Y no te atreves a mirar ni con recelo hacia atrás, desde la plena consciencia de no estar solo: “Durante unos instantes me sacudió un desagradable escalofrío. Respiré profundamente y tuve que armarme de valor para poder girarme”.

  Tal es la carga de traición y secretismo que lleva impresa en sus páginas que  más de una vez he sentido al leer esta novela la fuerte tentación de anticiparme al final. Sentía la atracción fatal de su potenciado enigma manifestarse in crescendo a medida que avanzaba. Cada folio consumido me consumía en la ansiedad de querer saber más, de conocer las últimas consecuencias de un intrincado urdido con la precisión de un orfebre. Incapaz de abandonar no le concedí apenas tregua; me dieron por eso las tantas de la noche, de la madrugada, quiero decir.
  Además, para mi propia sorpresa dos días después ¡me vi leyendo la novela otra vez! Y volví a disfrutarla con toda la  intensidad de descubrir golpes de efecto muy, muy logrados en los que no reparé a priori. Matices de esos que añaden significativos puntos de interés al desarrollo del argumento.

 Y eso es porque manejados los hilos por la pluma de esta gran escritora,  la urdimbre conspirativa  de sus argumentos queda regada de ese asombro de cuerpo entero que te bloquea  y acorrala la voluntad  rompiendo todos los posibles esquemas racionales: “Me quedé inmóvil durante unos segundos y un fuerte crujido quejicoso se produjo de repente”. Bien jugadas las cartas con el elemento fuego. El fuego, tan destructor y tan constructor: “…Dando paso a unas llamas que casi llegan a tocarle. Las cuerdas que lo atrapaban se soltaron”. Tampoco la tentadora música podía faltar en su más traidor papel de señuelo: “…Gradualmente, la melodía se iba volviendo más lenta y comenzaba a escuchar  un sonido molesto y chirriante tras ella”.
 
  De los personajes se puede indicar que están bien logrados, los he  visto en todo momento. Julia, la protagonista, vive por y para el trabajo, absorbida  por él descuida muy mucho su vida personal y familiar. Todo sucede de forma que induce a una profunda reflexión.
A Luis la autora le saca bastante partido otorgándole infinitas   posibilidades. Pero no las desvelaré para que cada cual lo analice desde el enfoque de sus propias percepciones o criterios. ¿Y qué apuntar del juglar? La viva estampa de la lucha  por la supervivencia, inherente al ser humano. Inherente, en realidad, a todo ser vivo de cualquier especie. Adelanto que el trovador  tiene lo suyo. De verdad, de verdad.  Una enorme carga emotiva; te deja tocada.

  Y todo  implementado con amor al arte. Al arte en toda la extensión de la palabra. El de escoplo y buen estuco. Sobre el bagaje cultural y formativo  de M.A., pesa la licenciatura en bellas artes. Prestemos atención a esta perspicaz narradora, a la progresión talentosa de su obra que, sin duda, dará mucho que hablar mientras ella, entregada, a golpe de cincel esculpe la palabra. Gracias, gracias María Auxiliadora Álvarez, merecidos son tus éxitos. ¡¡Enhorabuena!!

NOTA: Excelente.

El blog  y web de la autora:



ENLACES DE COMPRA ONLINE:
LA CASA DEL LIBRO
WEB EDICIONES HADES
AGAPEA
EL CORTE INGLÉS
EL ARGONAUTA
  También se puede pedir en librerías físicas. 

NOTICIAS: La novela ya va por la 2ª edición, cuenta en su historial con varias reseñas y ha sido objeto de dos presentaciones los días 23 de abril y once de mayo del año entrante -2016- a cargo esta última del grupo andaluz Aldea (Asociación literaria de escritores andaluces), en Sevilla.

2 comentarios:

  1. Esta reseña me ha dejado sin palabras, es estupenda. ¡¡Muchas gracias!!

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  2. ¡Hola! ¿Una escritora sin palabras? La que te puede caer, no vuelvas a decirlo en voz alta. La reseña te parece estupenda, me quedo con eso, me llena y motiva. Un besazo, guapa.

    Mari Carmen C.

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