lunes, 30 de octubre de 2023

MI CUENTO PARA HALLOWEEN

 



        EL SALUDO DE LA MUERTE

Bañado en sudor reacciona sobresaltado, quince segundos bastan para tomar consciencia de su posición horizontal. Con desesperación interna hace a priori el infructuoso gesto de  palpar un interruptor retando a la densa oscuridad sellada.   

  Al compás que un gélido soplo de aire negro sacude el arraigo de su impotencia, pretende franquear la entrada de su imaginación al sol recordando aquella vieja canción de sus felices tiempos amorosos con Luciérnaga, apodada en su conjunta localidad la chica de las piernas de palo tambor. Imagina besarla como la primera vez en plena pubertad y se adelanta el recuerdo del día que se casaron, del nacimiento de su hijo, Morgan, y la inolvidable separación matrimonial que nunca superó.   

  Rendido a la evidencia, pronto abandona la reivindicación inútil de incorporarse, de liberar su piel del lienzo empapado adherido a ella. Sin embargo, aún la extrema laxitud se resiste, sus puños entumecidos golpean con fuerza las paredes de tan indeseable estancia lúgubre, a la búsqueda de cerrojos, cerraduras y llaves. A la búsqueda, en fin, de la puerta de la vida. Preso en el apocalíptico cubículo va como a querer exhalar un grito, una plegaria cuando la muy perversa prueba mortuoria obstruye su garganta, ya que desde el momento que su intuición obstinada le acierta a iluminar, no consigue despegar sus labios trabados. Le ciega la lucidez de una letal realidad certificada por un inepto de bata blanca, retrotraerlo le mata dos veces: «Muerte por insuficiencia respiratoria», sentenció con total convicción el galeno  incompetente. Y ahora él víctima de tal desidia, negando el infortunio de expirar, necesita inspirar y espirar. «El oxígeno», le advierte insistente su cerebro. «Ahorra,  ahorra oxígeno, muchacho, ¡¡el oxígeno!!». Con un hilo de esperanza y la respiración terminal, mediante el autoengaño propone un desafío a su angustioso estado, rechaza admitir su cruel condena. ¡No! ¡¡No es verdad, no es verdad!!

   Se oye un ruido fuera, saca fuerzas y grita y patalea un SOS. Pero solo se pronuncia el silencio emanado del opresivo estertor que ya escaso le acompaña.

 ¡¡¡Noooooo!!! Esto es una pesadilla, la peor pesadilla que puede embestir a un ser humano. ¡Agua, aire! ¡¡Dios mío, dios mío, agua, aire!!”, demanda exhausto, ansioso de arañar la vida le da la mano la muerte. Solo del horror que expelen unos ojos fuera de las órbitas puede escapar salvaje la dilatación de esa mirada. Es algo próximo a una certeza lapidaria, el acoso cimentado en la profundidad de la verdad que descarna la osamenta, es la escarcha del tránsito inmediato horadando la existencia.

  Y ahí la luz. El miniinstante eterno de la luz. Esa luz que todo lo decide. Resplandor de viva pasión donde la muerte fenece. Lucifer en busca de alma a cambio de favores macabros: «Recuerda que tu libertad tendrá un precio», advierte el maligno. ¡Oh!, ¡¡vender la muerte al diablo, vender la muerte por la vida!! Resucitar. En mitad de su delirio puede ver arder el fuego de la vida taladrando el hielo de la muerte y eso… eso es… como asistir a un milagro inexplicable. Vivir y sentir la respiración de la piel huyendo de su prematura suerte corrupta, la textura fresca de la carne  indultada sin degradar, eludir la existencia envuelta en polvo de huesos, interioriza el hombre al ver derribada la muralla que lo aprisiona.

  Pero en exteriores, a la sombra de los cipreses, la cúpula marmórea de aquel santuario del  terror luce aún nimbada de rosas descompuestas en los repechos. Como las vidas que la guadaña siega y descompone. De frente saluda una hornacina coronada por el epitafio: «Aquí yace Manuel Campo Santo, muerto a los 43 años por insuficiencia respiratoria». 

  Y es en el conticinio, cuando la  espesa niebla entorpece el saludo de la luna, donde se deja ver desde entonces una silueta blanquecina de contornos estremecidos y manos escaldadas que a duras penas sostiene el sacrificio de su rostro a cuestas. Desatando el pánico de los lugareños asomados a los quebrantos de viejos ventanales astillados, todos aldeanos campesinos de frágiles miras y nulas aspiraciones, avanzan errantes los dos pozos secos de unas cuencas enlutadas. Que lleva el corazón clavado a estaca, se ha llegado a decir. Lo que es claro, hay testimonios al parecer, es que desarticulados los pies arrastra el fantasmal espectro la resurrección de su cuerpo sin alma. Y nunca su interacción con el submundo halló puesto libre en el cielo, usurpado por esa su inocente alma vendida al mismísimo diablo.

  El mensaje justo del supremo le desalojó del Paraíso, bajo el lema: «Solo cuando expulses de ti el mal serás libre».

 

                      MARI CARMEN CABALLERO  ÁLVAREZ   

                         


 

 

 

 

 

 

 


Amazon: https://amazon.es/dp/B09X64N1XC

 


NINGUNA FLOR LLORARÍA

 


viernes, 20 de octubre de 2023

Amazon: https://amazon.es/dp/B09X64N1XC

 


FELICIDAD MÁGICA

 


MÁS VALOR

 


Amazon: https://amazon.es/dp/B09X64N1XC

 Nunca lo hago, pero esta vez recomendaré mi propia novela, La voz y el voto de la conciencia, porque justo su primer desamor es lo que vive el protagonista. Lo cual le obliga a desarrollar estrategias que, con gran esfuerzo, le liberan de las ataduras de un profundo sentimiento.


 

BUENA PAREJA

 


Amazon: https://amazon.es/dp/B09X64N1XC

 


Amazon: https://amazon.es/dp/B09X64N1XC

 


VALIENTE