HUMO
Era
un Ser tan indefinido y tan vivo, tan increíblemente ficticio y tan real… Llegó
al planeta Tierra después de nueve lunas.
Asustaba la certeza de no saber nada de él con la certidumbre en mente de su
total conocimiento de la raza. Cómo se llamaba, de dónde venía… ¿Quién era?
¿Qué opinión le merecían a él “los otros”? ¿Qué quería de ellos? Respiraba
fuera del aire; por sus
formas tiesas, las resonancias de su voz, sus modales entrecortados y sus
automatismos se llegó a decir que era hijo de la potencial tecnología superpuntera.
A ratos fue como a querer gravitar. Vestido parecía alguien, pero era verle
desnudo y echar a correr. Se alimentaba de sustancias no comestibles, compuestos químicos
nocivos irreconocibles de aleación ajena, compactos, negros, fétidos servidos en
la hondura móvil de un reducido hábitat circular invadido de sonoras
intermitencias. Le miraban con morbo, los más escépticos dudaron de la
naturaleza de su existencia. “¡Bah!, humo, pura biología sintética”. En su
delirio, los menos acertados daban por hecho que era un forastero loco venido
de extrañas civilizaciones de arriba. Y que tal testimonio advertía de la
falsedad superdotada atribuida a nuestros vecinos de allí. Pero, ceñidos a la verdad, aquel ente orgánico
inclasificable era tan solo un cuerdo que parecía un loco. Entre locuras menores, en sus risas perturbadas canalizó
el miedo por todos los continentes del planeta humano; expandiendo su eco arrastró
su sombra en la fría noche. Nadie logró adjudicar a semejante engendro incoloro patria o
estatus.
Y al no volver a dejarse ver nada se pudo
verificar, queda indeterminado si existió o su espectro fue tan solo un invento
del imaginario colectivo. Su
reproducción dudosa, tan dudosa como su existencia, daba que hablar; al
observar incómodos parecidos razonables aún se dice que copuló con humanos.
Otros murmuran que ese es el zombi de sus apariciones, los niños tienen claro
que es el fantasma que les roba el sueño. En pleno delirio, expectantes, los
hay que siguen mirando al cielo, y entre destellos de ilusiones ópticas aseguran
que se avista cercana vida fuera del planeta Tierra.
Mari Carmen Caballero
Álvarez
¡Hola! Me ha gustado mucho este relato. Destaco especialmente las descripciones de este Ser, que desde el comienzo hasta el final mantiene el misterio de ser real y a su vez ficticio y queda como en un plano intermedio en el que la gente hace sus propias cavilaciones sobre su procedencia. Dan ganas de conocer más sobre este personaje tan enigmático.
ResponderEliminar¡Un abrazo! :)
¡Hola! Qué bien que te haya gustado. De eso se trata, sí, de crear ambigüedad entre realidad e irrealidad; existencia e inexistencia fusionan un estado mental único que deja espacio a la imaginación del lector. Muchas gracias por pasarte y comentar. Abrazos.
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