¡Hola a todos/as! Dejo
copiado mi cuento que publicó en su día la revista digital Minatura en Castellano
e inglés, en el dosier 158, dedicado a Julio Verne. Espero que, por lo menos un
poquito, os guste. La mencionada publicación bimensual está entregada el
terror, la ciencia ficción, fantasía y demás géneros derivados. La recomiendo
por completa y rigurosa, lo que hace lo hace bien, documenta que da gusto.
Recuerdo también que admite colaboraciones en la modalidad de cuento breve, adaptadas
al tema propuesto.
Y por
si fuera poco, la descarga de los ejemplares es gratuita en sus dos versiones.
Estos son los enlaces:
PALEÓFONO
VERNE, VOLAMOS HACIA MARTE
El epicentro fue la idea, no
sin marcados matices suicidas, de ir un paso más allá. Improvisando la hazaña
diseñada en el propio gabinete se puso manos a la obra y, a pesar de que el
temerario proyecto le hizo afrontar numerosos sobresaltos entre lance y lance, jamás
le tentó abandonar: “Lo imposible no existe”, interiorizó.
Poco a
poco, aquel brioso cacharrito de rudimentaria maquinaria que acertó a bautizar
Paleófono adquiría vida propia con cada pieza ensamblada. Sus pretensiones
podían más que el mismo inventor, el cual murmuraba una y otra vez que no, que
“una máquina es producto del hombre y no le puede superar nunca”. Los circuitos
y las conexiones se encendían y apagaban a capricho. Desobedeciendo órdenes
Paleófono activaba la cabina de mandos queriendo despegar, crujían los ejes, se
aflojaban las tuercas, costó acoplar el tanque
de combustible de reserva al surtidor. Muy a su pesar tuvo que adaptar el
fuselaje al módulo 3. No obstante, admitiendo que su forma última no encajaba
literal al croquis ni a la maqueta
de hojalata y cartón que se dejaba ver sobre el secreter concluyó que el psicodélico
artilugio, apellidado Verne, sin ser nada era de todo: robot, aeronave, ovni, podía
pasar por el dron de Tesla… ¡¡Y funcionaba!!, desmontando en su logro a la mismísima
paradoja de Fermi. Lo constató cuarenta y ocho horas después al percibir
inequívocas señales cósmicas procedentes de “los anfitriones”. Miró al Cielo esa
noche sin estrellas, pero él las vio. Paleófono Verne le desplazó hasta la
ultraterrena morada siguiendo las coordenadas teledirigidas de la inteligente
civilización marciana.
Caído en la trampa, el genio
fue acusado de espía, mas los extraños seres eludieron los “métodos” del cráter ReTA-O, en el área
helada. Tan solo se le privó de rienda suelta.
Y
muchos son los que creen que desde allí envía encriptaciones, desconocidos
signos lumínicos que los habitantes del planeta Tierra no saben interpretar.
Por algo en las filas del gremio se cuchichea: “El mundo aún se mueve porque cuenta
en la sombra con un punto de apoyo: Julio Verne”.
¡Me ha encantado este relato! Me quedo con algunas frases como: “Lo imposible no existe” o "Miró al Cielo esa noche sin estrellas, pero él las vio." En esta segunda, es que he visto la imagen claramente.
ResponderEliminarUn abrazo :)
¡Hola! Me alegra que te guste mi cuento. Tratándose de un visionario como Julio Verne, creo que la segunda frase dibuja una imagen muy real. Gracias por pasarte y comentar. Saludos.
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