SINOPSIS
Lola vive su vida sin preocuparse por los demás y piensa
que es feliz así. Todo cambia el día que sufre un accidente de coche que la
deja inconsciente varias horas. Cuando despierta en el hospital, puede ver un
halo de luz que envuelve el cuerpo de cada persona. Convencida de que se trata
de una secuela pasajera, decide ignorarlo y recuperar su antigua rutina. Pero
las cosas nunca salen según lo planeado.
Un desconocido, al que solo ella puede ver, llegará a su vida para desvelarle algo sobre su pasado. Y este encuentro romperá para siempre su esperanza de regresar a la normalidad.
Un desconocido, al que solo ella puede ver, llegará a su vida para desvelarle algo sobre su pasado. Y este encuentro romperá para siempre su esperanza de regresar a la normalidad.
TAL CUAL LO VEO YO.
No es
la primera vez que leo a esta autora, pero esta es la novela que más me ha
gustado. Y no porque las demás desmerezcan, no es eso, es porque en El don de Haziel encuentro algo muy
especial, algo que me llena mucho. Enmarcada en la fantasía urbana, aglutina
ese toque de elementos no estrambóticos con los que cualquiera puede fantasear
de manera espontánea.
Es ponerse a leer este relato y se da cuenta
una de que Lola —protagonista principal— no es un personaje al uso. Lola es
alguien muy especial a la que le ocurren cosas muy especiales; con ella me
dieron ganas, en más de una ocasión, de tener una charla tomando un café
juntas. Sí, sí, como lo cuento. No estoy zumbada, es culpa de Lola por ser como
es.
Además la prosa de Adella Brac me resulta
amable. De manera natural logra el
desvío de formas complicadas al explicar las cosas.
Cuando leo un libro bien escrito cobra para
mí muchos puntos, o estrellas o como le quieran llamar. Hay personas que lo
pasan más por alto, anteponen una trama satisfactoria relegando el lenguaje a
un segundo plano. De verdad, no es mi caso. No me vale. Aunque, por supuesto,
valoro como cualquiera el tándem narrativa-argumento. Qué buen sabor de boca
deja no tener que elegir. El don de Haziel
es eso.
La historia mantiene un tono armonioso y
un buen ritmo, no me parece que el hilo conductor flojee en ningún momento. Se percibe
cuidado. Fusiona narración-descripción de ese modo accesible que no provoca
jamás el tedio del lector ni la fatídica tentación de abandono. Esto lo resalto
especialmente porque me maravilla. Es un equilibrio que considero no muy fácil
de conseguir; la persecución de todo escritor/a que empieza. Sin pasar por alto
matizar que Adella Brac ya no es principiante. La autora dispone, como muchos
sabréis, de la edición de dos novelas expuestas con anterioridad: La leyenda de Bellasombra y La historia de Tilansia, que también se
encuentran en Amazon.
Constatado que no incurre en plomizas descripciones ni excesivos elementos situacionales,
se visualizan los espacios y el contexto sin entorpecimientos. Goza de buena
reconstrucción y desarrollo en los diálogos y queda eximida, algo poco habitual,
de incómodos rellenos forzados, a la vez que ubica con precisión cada palabra
en su sitio.
Arriesgando
un estrecho margen de error, podemos hablar a la vez de un elenco “real pero diferente”.
Porque,
eso sí, señalo por justicia que en El don
de Haziel todos los personajes están
hechos de ADN humano. Vamos, que han sido engendrados de sentimientos y
emociones, si hay que decirlo de otra forma.
¡Y qué
argumento! Vivo, vivo. Me prendió en el instante exacto y no apagó la mecha en
ningún punto de la lectura.
La
sinopsis no me ha gustado. Pienso que no extrae la verdadera esencia de El don
de Haziel. Fiel a los hechos hay que describirla, desde luego; pero no dejo
de ver en ella un extracto algo disipado de cuerpo amorfo. Carece de la garra,
el coraje, la gran personalidad de Lola Mosteiro. No; no transmite la fuerza
que ella posee ni la fascinante historia que envuelve su vida. Y eso me deja
fría. O caliente, a lo mejor. Encontrar entre sus páginas mayor sustancia de la
esperada es un gustazo siempre.
Tal vez sea un problema de focalización,
¡cuidado! que no demando sensacionalismos ni me arrimo al tan cultivado Hype en
plan amiguismo, de lo cual no soy ni medianamente partidaria. Lo que doy a
entender es que con ella se me queda la cosa a medio camino, le falta un
hervor. Y no me refiero, como comprenderéis, a la extensión, sino al puñadito
de sal. Por lo menos a mí en ese apartado me falta. En fin, la obra es buena
con avaricia. Y está ahí, en Amazon y Lektu —soporte digital y físico—. Mi
pronóstico es que pocas personas de las que se dejen guiar por los limitados
cauces que marca dicha síntesis se arrepentirán de la decisión de zambullirse
en tan completa bien tejida historia. Esa es mi opinión; que cada cual juzgue
con criterio propio.
Rizando el rizo, puesto que al enlazar tira de ciertos hilos infantiles significativos me quedo con ganas de saber
algo más del pasado de la protagonista. Echo de menos algún flashback
adicional que recupere un mayor
desarrollo —no necesariamente extenso— de por qué o cómo llega a esa extrema
situación familiar y cosas así. Se suele dar que cuando un texto literario me
gusta me apasiono y siempre me falta algo; quiero más.
Como
broche de oro la novela luce nimbada de un final acorde, coherente y bien
planificado. De verdad, qué trabajo más bien hecho, a la altura de la trama. Yo no me
habría imaginado algo así; ¡y mira que alcancé a especular con infinitas posibilidades a lo largo y ancho de la lectura!
Por eso y por tantas cosas como la
espléndida portada a cargo del diseñador y escritor David Orell, aunque las
tendencias y gustos son algo muy particular, recordando el disfrute personal
experimentado entre ese puñadito de páginas el deseo de compartirlo me puede. Arriesgo
su recomendación sin morderme la lengua.
En
serio, ya tenía ganas de leer un libro de los que me emocionan de verdad, de
esos que se recuerdan con la tentación en vilo de una relectura. ¿Y de repente
un ángel? El don de Haziel lo hizo
posible.
CITAS:
“Lloraba por tantos años
de no hacerlo y con ello caía el muro que había mantenido sus emociones
encerradas”.
“Lo encontró en la
terraza, mirando las estrellas, se situó a su lado y se concentró en el cielo,
esperando ver algo fuera de lo común”.
“No podía apartar la
vista de esos ojos, que reflejaban toda la luz del firmamento”.
“De repente se dio cuenta
de que era hermoso, no recordaba haberse parado nunca a observarlo así, sin
pensar en nada, dejándose impresionar por su inmensidad”.
OTRAS RESEÑAS EN ESTE
BLOG:
LA HISTORIA DE TILANSIA
(Adella Brac).
EL ROSTRO EN EL LAÚD
(M.A. Álvarez).
CASOS DESCARTADOS (M.A.
Álvarez).
LIBROS DE LA AUTORA.
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