MUERTO
DE MIEDO
A la misma hora en el mismo escenario
el teléfono vuelve a sonar. Nadie lo coge. Al otro lado está el miedo. El 11/22/63 abre la Ventana Secreta, Jardín Secreto.
En EL Umbral de la Noche forjar La Larga Marcha sin El Cazador de Sueños es un Maleficio que conduce a La Danza de la Muerte. El peligro aparece en cualquier punto, sobre la mesita velador del rincón del miedo puede ser. En bandeja de plata se refleja la sombra cacheada de un temblor; el misterio lo cruza arropado.
Desde La Cúpula de El Resplandor se cuela El Viento por la Cerradura, en las cuencas de miríadas de calaveras anida una sugestión in crescendo. Intercalados al tecleo del ordenador resuenan pasos que fluctúan en el océano cerebral del novelista, colonizando sus interioridades: mandan en él.
Dado a la tarea de conocerse por la via de su propia estela, ha descubierto que la última cosa que quiere es vérselas consigo. No le cabe duda: el miedo es el componente más espeso que hay en la naturaleza, metido en situación lo siente en carne propia. Resopla, imita un relincho, defeca y se orina.
-Estos macrocabrones, cuatropiezas de mierda son forasteros, poseen vida propia –el autor les odia fuerte, con el puño apretado-. Y Eso (IT), Mientras Escribo - dice.
Otra deposición. En su autoestima se perciben atroces signos de tortura, preso de sí ya no es libre. Cierto: ellos cambian acentos y omiten comas por su cuenta y riesgo. Saltando de página en página asesinan a portazo limpio multitud de historias recién nacidas.
-Esto es una torre de Babel –dice Carrie en plena Posesión al viajar en Buick 8 un Coche Perverso, ocupando la Carretera Maldita hacia un pasadizo Todo Oscuro sin Estrellas que da a la Torre Oscura.
-Insomnia te dejará ver tu propio más allá en La Zona Muerta -contesta Misery metida en Un Saco de Huesos. Acabó el tecleo, la pirámide literaria lo ha sepultado.
El periódico de la mañana lo dice: Stephen King ha muerto de miedo.
Mari Carmen Caballero Álvarez.
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