miércoles, 17 de octubre de 2012
PELLIZCOS PERSONALES
Algunas veces me gusta viajar y viajar en una molécula
mental, orbitando el aura de la fantasía.
De jovencita, en el huerto de la Casa Rústica que
habitábamos en un pueblo de la provincia de Badajoz
mis padres y hermana, bajo la sombra fresca del
ciclamor florido en los atardeceres primaverales
miraba el Sol rojizo del horizonte. Y solía imaginar
que aquello era el corazón de Dios
que se le salía del pecho por eso, por ser todo corazón.
Mari Carmen C.
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